CÓMO RECUPERAR LA SALUD A TRAVÉS DE LOS PROBIÓTICOS
Hoy toca hablar de curiosidades interesantes; LOS PROBIÓTICOS!
¿Sabías que tenemos 100 billones de bacterias de más de 800 especies diferentes colonizando nuestro aparato digestivo?
¿Sabíais que estas bacterias, denominadas microbiota (también conocida como flora intestinal), es la responsable, en parte, de la absorción de algunos nutrientes (micronutrientes) muy necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo?
Hay que decir que la microbiota desarrolla funciones muy necesarias y esenciales para el mantenimiento de la salud del huésped (que somos nosotros).
Esta microbiota nos ayuda y permite funciones muy necesarias y esenciales para nosotros, como:
- El buen desarrollo de la mucosa intestinal (que si la estirásemos, esta podría ocupar 300m2).
- Una buena maduración del sistema inmunitario (entre el 60 y el 70% de las células que forman parte del sistema inmunitario se encuentran en el aparato digestivo).
- Nos protege de los agentes patógenos que ingerimos con el agua y los alimentos.
- Realiza y participa en la síntesis de algunas vitaminas.
- Participa en el metabolismo del bolo alimenticio y de las secreciones digestivas.
- Y regula algunas de las funciones metabólicas del organismo
También hay que tener en cuenta un aspecto muy importante, y es que algunas bacterias que forman parte de la microbiota, son las encargadas de reprimir el sistema inmunitario responsable de la TOLERANCIA. Nos referimos a la tolerancia a los alimentos y a las bacterias no patógenas que se encuentran en la flora intestinal. Es decir, que si hay algún problema con estas bacterias, que no estén en suficiente cantidad o no puedan desarrollar correctamente su función, es probable que en algún momento suframos algún tipo de trastorno relacionado con una cierta intolerancia alimentaria.
Y es ahora cuando decimos que hay muchos factores que pueden alterar este equilibrio, y todos nosotros estamos expuestos a diario o en algún momento de nuestra vida. Algunos de estos factores serían: el uso de medicamentos, el ESTRÉS, las enfermedades, la dieta (si no es equilibrada), la edad, la velocidad del tránsito intestinal (estreñimiento, diarrea ..), y factores propios de cada uno, como las secreciones gástricas, intestinales, biliares y pancreáticas (que son propias de cada individuo).
Y si empezamos a preguntar: quienes padezcan estrés, los que no van bien al WC, quienes toman algún medicamento (principalmente antibióticos), los que no comen equilibrado todas las comidas del día y casi todos los días, los que tienen algún tipo de infección o los que han sufrido o sufren algún trastorno gastro intestinal crónico. ¿Cuántas personas quedarían fuera de alguno de estos grupos? Creo que son pocas, así pues, y probablemente, todas ellas tengan o hayan sufrido algún desequilibrio de la microbiota en algún momento de la vida.
¿En qué se puede traducir este desequilibrio? Dependerá de su grado, de la intensidad y del tiempo en que lo hayan sufrido.
Probablemente empezaremos padeciendo un cierto malestar digestivo, que puede continuar con un trastorno fisiológico intestinal (Estreñimiento o diarrea, asociados a dolores abdominales y cierta inflamación intestinal), que en el peor de los casos, y dependiendo también de muchos otros factores, puede acabar desencadenando una Enfermedad Inflamatoria Intestinal Crónica.
Pero aparte de estas, habría otras patologías también asociadas a este desequilibrio, como; las infecciones digestivas, alergias alimentarias (principalmente en niños) y síndromes Metabólicos.
No nos podemos detener aquí, y si ahora les digo que ante este desequilibrio de la microbiota podemos manifestar patologías que no tienen nada que ver con el intestino. Cuando la microbiota no es la adecuada, hay un desequilibrio y proliferan las bacterias inadecuadas (entre ellas algunas patógenas), no siempre se sufre una infección del tracto gastro intestinal, a veces lo que puede pasar es que varíen las condiciones del intestino, y se desarrollen los denominados "trastornos a distancia".
Estudios recientes establecen cierta relación entre el desequilibrio de la microbiota intestinal y algunos de los casos de dolores de huesos y de articulaciones, y de algunos de los problemas de piel, como la aparición de eccemas, dermatitis atópica (principalmente en bebés ) e infecciones en la piel.
Pero yendo más allá, se está viendo que determinadas alergias repentinas a alimentos, al polen o los ácaros que se encuentran en el ambiente, también podrían ser indirectamente debidas a un desequilibrio de la propia flora intestinal. Y esto es debido a que un desequilibrio importante de esta microbiota, puede acabar desencadenando un problema "de Hiperpermeabilidad" en la mucosa intestinal. Este aumento de la permeabilidad, permitiría a través del tracto gastro intestinal, la entrada de algunos nutrientes mal digeridos y la entrada de alergenos en el torrente sanguíneo, y éstos provocarían una respuesta inmunitaria que desencadenaría la propia alergia.
Ante esta lluvia de información, ¿qué podemos hacer? Los especialistas nos recomiendan reducir este desequilibrio, y para ello nos recomiendan el uso de PROBIÓTICOS y de PREBIÓTICOS, efectivos, seguros y de calidad.
Y ahora viene la gran duda, ¿qué son y qué diferencia hay? Y lo más importante, ¿qué productos y alimentos contienen?
Empezamos por los probióticos. Se trata de microorganismos VIVOS que producen, cuando son absorbidos en cantidades adecuadas, un beneficio para la salud del huésped (el organismo). Y entre los más conocidos se encuentran las bacterias lácticas y las bifidobacterias, pero también hay levaduras y otros microorganismos.
¿Qué función realizarán estos probióticos?
De entrada tendrán una función directa; actuando sobre la producción de algunas sustancias antimicrobianas contra las bacterias patógenas que ingerimos con los alimentos, actuarán sobre la producción de ácidos orgánicos, producen Inmunoglobulina A (es una buena línea de defensa) y también actúan sobre la producción de algunas enzimas responsables de la "digestión" y el metabolismo de algunos nutrientes (evitando así la aparición de algunas conocidas intolerancias alimentarias).
Y los PREBIOTICOS, a diferencia de los probióticos, no son bacterias ni microorganismos vivos, sino que se trata de un grupo de carbohidratos que nuestro organismo no es capaz de digerir pero que favorecen el crecimiento de la microbiota propia.